¿Cuantas veces al comprar un regalo hemos pensado «qué envase más chulo, le va a encantar». O hemos tenido la tentación de comprarnos una tienda entera de esas de diseño porque se nos iban los ojos detrás de cada caja?
Y qué me decís de la cara que se nos pone cuando vemos ese envase o lo regalamos 😀 ¡Eso no tiene precio! Y es que, el packaging ofrece una experiencia única a la hora de recibirlo, abrirlo y disfrutarlo, y nos produce a todos una grata sensación, por lo tanto, cuando compramos algo con un envase «chulo» no solo adquirimos un producto sin más, sino que estamos comprando felicidad 🙂
Como dice Mara Rodríguez en una de sus entrevistas:
«Nosotros cuando salimos de casa, nos tenemos que vestir. Un envase cuando sale de la fábrica también se tiene que vestir y tiene que tratar de informar de lo que es el producto de una manera estética, y el consumidor cuando vaya a la tienda o el supermercado quiera comprarse el producto solo por lo que transmite con imágenes»
En resumen, esto es el Packaging.
Los hay que facilitan el uso del producto y nos ofrecen una experiencia integral guiándonos en su uso.
Otros se convierten en reforzadores del propio significado del producto, añadiéndole un plus de originalidad.
Algunos se conforman a través de un conjunto de pequeños envases superpuestos o complementarios.
Los hay que a través del envase, transforman el objeto en algo muy distinto, para enfatizar sus cualidades o símplemente atraer la atención con un toque humorístico y original.
Y otros simplemente alimentan nuestra vista con colores, tipografías o ilustraciones.
Más o menos prácticos, lo que es innegable es que derrochan originalidad por cada arista, curva o solapa.
Pero no solo el packaging se compra, también puedes fabricarlo ¿te animas?
¡Nos vemos en el siguiente post!